adolescencia
Una búsqueda y una
construcción
La identidad no es algo dado o que se adquiere de una vez y para siempre, sino que es una constante construcción. Y esa construcción de la identidad es activa, porque las personas tienen que tomar decisiones haciendo uso de su libertad y voluntad. Es decir, no se trata solo de preguntarse: "¿Quién soy?" sino también de preguntarse: "Con esto que soy, ¿qué quiero ser y qué puedo ser?". Así, las personas pasamos muchos años de nuestras vidas construyendo nuestra identidad y reconociéndola. Se trata de un proceso que no se detiene.
Un tiempo de
cambios
Como dijimos, durante
la adolescencia se dan cambios en distintos ámbitos:
Biológicos: la pubertad es el proceso por el cual los
niños y las niñas desarrollan su cuerpo: crecimiento del vello, cambios en la
voz y en los rasgos de la cara, el tamaño y la forma del cuerpo. No todos los
adolescentes se desarrollan a la misma edad ni con la misma rapidez: las
diferencias tienen que ver con el sexo, con factores hereditarios, con la alimentación,
el ejercicio y otros temas.
Intelectuales: el pensamiento de los adolescentes formula
hipótesis y explicaciones. Reflexionan sobre lo real y sobre lo que puede pasar.
Y esta capacidad es el origen de las frecuentes críticas que hacen al orden
familiar o social establecido. Su
razonamiento comienza a ser una herramienta muy valiosa para entender el mundo
que los rodea.
Psicológicos: En
la adolescencia, una persona comienza a construir una imagen de sí misma y una nueva identidad, que incluye no solo
el modo como cada adolescente se ve a sí
mismo, sino también el modo como lo ven los demás.
Sociales: en su
búsqueda de independencia, los
adolescentes transforman los lazos con sus familias y, a veces, confrontan con sus padres. En cambio,
los lazos de amistad adquieren una
importancia que no tenían antes. Al ir descubriendo la realidad social, los
adolescentes suelen ver que en ella no siempre se reflejan los valores que les
han sido transmitidos a lo largo de la infancia (solidaridad, justicia, respeto
a los otros). Esta contradicción, a veces
produce un conflicto profundo y un rechazo de la sociedad adulta.
Grupos de pares e
identidades colectivas
La búsqueda de la identidad
no se hace en forma solitaria, sino que se alimenta del vínculo con los otros: nuestra familia, amigos, compañeros, etc. El
otro es muy importante para
construir la propia identidad,
porque es el espejo en el que nos vemos
reflejados, así como nosotros somos el espejo en el que se miran los demás.
En la adolescencia, la
familia y la escuela empiezan a perder protagonismo como agentes de
socialización. Los adolescentes expanden sus relaciones a otras dimensiones de la vida social (comienzan las salidas fuera
del ámbito familiar y aumenta la participación en actividades grupales, etc.) y
los vínculos con los amigos y compañeros
se vuelven centrales. De este modo, establecen espacios propios, buscando una mayor independencia respecto de la mirada de los mayores, en los cuales construyen identidades compartidas.
Es en este momento de la vida cuando adquiere gran
importancia el grupo de pares, que
es la manera en que van ampliando la red de relaciones en las que entran como
adolescentes. Lejos de la escuela y la familia, los grupos de pares son ámbitos de contención afectiva y también espacios de autonomía en donde experimentan
las primeras búsquedas de independencia.
Cada grupo de pares define en su interior sus gustos, elecciones, consumos culturales, es decir, su identidad como grupo. Los grupos de
pares, sea en la escuela, el barrio, la cancha, suelen compartir códigos y símbolos comunes para
entenderse y desenvolverse: la
vestimenta, los modos de hablar, los gustos musicales o artísticos en general.
Estas preferencias compartidas forman una identidad
común que, al mismo tiempo, los diferencian de otros grupos.
Las nuevas
tecnologías y el espacio virtual
Las nuevas tecnologías han permitido el desarrollo de
espacios virtuales que resultan un hábitat
en el que se mueven muchos adolescentes. Internet,
las redes sociales, el celular, los videojuegos: en estos dispositivos y
ámbitos tecnológicos han encontrado un medio
donde relacionarse, comunicarse, aprender y satisfacer la curiosidad y un lugar
para el ocio y la diversión.
El uso que los adolescentes hacen de las tecnologías contribuye a la construcción de su identidad, por ejemplo, como cuando personalizan sus perfiles en las redes sociales o sus celulares. Así, la identidad virtual viene a complementar y fortalecer el proceso de desarrollo de la identidad y la personalidad individual que están atravesando.
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