Antigua Roma

 Rómulo, Remo y la loba


Los gemelos Rómulo y Remo, hijos de Marte, dios de la guerra, fueron abandonados por su tío en un cesto de mimbre en el río Tiber. Una Loba los salvó y los amamantó, y fueron criados por un pastor y su mujer.

Cuando crecieron, ambos fundaron la ciudad de Roma en el año 753 a. C. En el curso de una disputa, Rómulo mató a su hermano Remo y se convirtió en rey de Roma.

 La monarquía


Los latinos organizaron el gobierno de Roma como una monarquía. De los primeros reyes de la ciudad apenas tenemos información.

Sabemos que los reyes tenían el máximo poder: mandaban en el ejército, impartían justicia y re- presentaban las más altas autoridades religiosas.

En el siglo VII a. C., los etruscos dominaron gran parte de la península itálica: impusieron sus reyes, transmitieron su alfabeto, sus dioses y suso conocimientos artísticos y técnicos.

Bajo la monarquía etrusca, Roma ganó importancia por su situación de paso en las rutas comerciales, especialmente la de la sal. Se convirtió en una ciudad en la que se construyeron puentes, acueductos, nuevas casas y templos, así como una gran muralla. Además se desecó una zona próxima al río Tiber y se comenzó a construir el foro.

También se aplicaron conocimientos técnicos para mejorar la vida cotidiana. Por ejemplo, se construyó una red de alcantarillado para canalizar el agua sucia de la ciudad.


2. LA REPÚBLICA


En el siglo VI a. C. se produjo una sublevación de los no- bles latinos contra los etruscos y se inició una nueva for- ma de gobierno: la República (509 a. C.).


 Las instituciones de la República


En la República, el gobierno no estaba en manos de una sola persona. Los ciudadanos romanos varones que pertenecían al grupo de los nobles o patricios podían votar. Habitualmente los representantes elegidos eran también nobles o patricios.

Este sistema de gobierno duró cinco siglos y se basó en estas instituciones:

Los magistrados: Elegidos por un año, ejercian diferentes cargos de gobierno.

Los comicios o asambleas populares: Elegían a los magistrados, aprobaban leyes, decidían sobre la guerra y la paz, etc. Estaban organizados en diferentes grupos según su riqueza.

El Senado: Era el máximo órgano de gobierno de Roma. Estaba compuesto por antiguos cónsules y magistrados, miembros de las familias patricias o nobles.

Los cónsules y los pretores: Constituían los cargos más importantes. Normalmente dos cónsules eran los dirigentes máximos de la República y quienes presidían el Senado; uno de ellos se encargaba de la administración y de los asuntos del Estado, y el otro dirigía el Ejército. Cuando ambos se hallaban en la ciudad de Roma, se alternaban en la dirección de la politica.

La expansión de territorios durante la República

Durante la República romana, la expansión territorial hizo posible la implantación de un régimen esclavista. Hacia fines del 200 a. C., la utilización de esclavos para el trabajo en las grandes extensiones de tierras fue necesario porque los campesinos habían sido reclutados como soldados. A su vez, conseguían más esclavos a medida que capturaban hombres en las guerras. De esta manera, la guerra aportó tierras, tributos y esclavos, lo que posibilitó que la expansión continuara. La eficiente organización militar fue un elemento clave: al ejército integrado exclusivamente por patricios se le fueron sumando, primero los plebeyos y luego los extranjeros

La expansión territorial bajo el dominio de Roma trajo también importantes transformaciones culturales. Dentro del imperio, comenzaron a convivir religiones diferentes. Al mismo tiempo, el derecho romano, la organización de las ciudades, el sistema político, el latín como idioma y el alfabeto romano llegaron a los pueblos sometidos. A este proceso se lo conoce como romanización. Fue así que la península itálica hizo posible la integración de dos espacios culturales tan diferentes como la parte oriental (el mundo helénico), y la parte occidental, compuesta por grupos como los celtas, los galos, los vasos, etcétera. que no estaban organizados en ciudades-estados.

imagen mediterraneo

expansión de la Republica


La cosa pública

El término república, tiene su origen en el latín respublica, que significa la cosa pública' o 'los asuntos públicos', que era la forma como denominaban los romanos a la actividad política y organización de la ciudad.


La crisis de la República

Las conquistas llevadas a cabo durante el Período Republicano proporcionaron muchas riquezas a Roma. Los militares y los patricios se beneficiaron especialmente pues obtuvieron una enorme cantidad de tierras. Pero buena parte de la sociedad, como los campesinos, tuvo que abandonar sus tierras para enrolarse en el ejército.

El aumento de la desigualdad social provocó una serie de revueltas, como las de los hermanos Graco, que pedían un reparto más justo de la riqueza, o la liderada por el esclavo Espartaco. Ante esta situación, el Senado dio el poder a varios jefes militares que acabaron enfrentándose entre sí en varias guerras civiles. En el año 48 a. C., uno de los jefes militares, Julio César, asumió todo el poder y se enfrentó al Senado en una guerra civil. Julio César fue asesinado cuatro años después de llegar al poder. Le sucedió Octavio, Su sobrino e hijo adoptivo. Octavio se enfrentó a otros dos rivales en otra guerra civil para conseguir el poder. Esta guerra civil marcó los últimos años de la República.

La formación del Imperio romano

La guerra civil en que se vio envuelta Roma finalizó en el año 31 a. C. con la victoria de Octavio.

En el año 27 a. C., el Senado le otorgó el título sagrado de augustus. Esto significaba que todo lo que hiciera estaba bajo la protección de los dioses. Y poco a poco, Octavio Augusto fue ejerciendo todos los poderes:

• Era el jefe del ejército (imperator).

• Impartía justicia y elaboraba las leyes.

• Controlaba la vida religiosa.

Así, se convirtió en el primer emperador romano, lo que supuso el final de la República.

Octavio Augusto organizó un ejército poderoso que le permitió ampliar los territorios del Imperio y controlar con eficacia las provincias, de manera que inició una época de estabilidad y prosperidad.

La paz romana

Los siglos I y II son conocidos como la época de la pax romana. En estos años se vivió en el Imperio un clima de seguridad, garantizado por un Ejército poderoso. Roma vivió su momento de máximo esplendor y se convirtió en una gran ciudad a la que afluían las riquezas de todos los rincones del Imperio.La organización de Roma permitió el crecimiento económico y, entre los diferentes pueblos del Imperio se intercambiaron mercancías e ideas. Fue la época de máximo apogeo de la civilización romana.



La revuelta de Espartaco

En el año 73 a. C. el esclavo y gladiador Espartaco consiguió reunir un ejército de 30 000 esclavos que se desplazaron por toda la península itálica, exigiendo la libertad y mejores condiciones de vida. La rebelión duró más de dos años. Finalmente fue sofocada por el ejército romano, que crucificó a muchos de los esclavos en la carretera que conducía hacia Roma.






La vida en una ciudad romana


Las ciudades fueron importantes centros comerciales. A ellas llegaban los productos agrícolas de los campos próximos y muchos otros (sedas, esclavos, metales preciosos...) procedentes de colonias lejanas al Imperio o de territorios fuera de sus fronteras.



Estos productos se vendían en los foros de las ciudades, que estaban llenos de gente desde primera hora de la mañana. Era el lugar al que se dirigían las personas para comprar, cerrar negocios, realizar alguna gestión administrativa, visitar el templo...




La comida del mediodía, que solía ser a base de legumbres, pan y fruta, y, en el caso de los más adinerados, huevos o algo de pescado seco, marcaba un cambio en la actividad diaria

La tarde solía estar dedicada al ocio sobre todo en el caso de los nobles. Se celebraban espectaculos gratuitos, que solía pagar el municipio o algún magistrado, como las luchas de gladiadores las carreras de carros o las obras de teatro Algunos magistrados ofrecían también pan y aceite gratis a los más pobres, muchas veces a cambio de su voto, Por eso se dice que Roma daba pan y circos a las clases populares.









Al anochecer, los romanos regresaban a sus casas, donde tenía lugar la comida más importante del día: la cena. Las sopas de harina, las hortalizas, el tocino y el vino, que se solía tomar caliente y mezclado con agua, eran habituales.

En las casas de los ricos se acostumbraba a celebrar abundantes banquetes a la hora de la cena. Los banquetes tenían lugar en el triclinium o comedor, donde los comensales se recostaban en los soas o sofás. La comida se cogía con los dedos de la mano derecha, mientras que el plato se sujetaba con la izquierda. Era habitual que los banquetes acabaran con música y danzas.


La formación del Imperio romano

La guerra civil en que se vio sumida Roma finalizó en el año 31 a. C. con la victoria de Octavio.

En el año 27 a. C., el Senado le otorgó el título sagrado de augustus. Esto significaba que todo lo que hiciera estaba bajo la protección de los dioses.

Poco a poco, Octavio Augusto fue ejerciendo todos los poderes:

• Era el jefe del ejército (imperator).

• Impartía justicia y elaboraba las leyes.

• Controlaba la vida religiosa.

Así, se convirtió en el primer emperador romano, lo que supuso el final de la República.

Octavio Augusto organizó un ejército poderoso que le permitió ampliar los territorios del Imperio y controlar con eficacia las provincias, de manera que inició una época de estabilidad y prosperidad.

La paz romana

Los siglos I y II son conocidos como la época de la pax romana. En estos años se vivió en el Imperio un clima de seguridad, garantizado por un Ejército poderoso. Roma vivió su momento de máximo esplendor y se convirtió en una gran ciudad a la que afluían las riquezas de todos los rincones del Imperio.

La organización de Roma permitió el crecimiento económico y, entre los diferentes pueblos del Imperio, se intercambiaron mercancías e ideas. Fue la época de máximo apogeo de la civilización romana.


La división y el final del Imperio

Las diferencias entre la parte oriental y la occidental del Imperio fueron aumentando durante los siglos III y IV.

Dada la inestabilidad de las fronteras romanas, el emperador Teodosio creyó que era más fácil defender el territorio si lo dividía, y en el año 395 lo dividió en dos.


Imperio Romano de Occidente

Tras la división, siguió la crisis en la parte Occidental del Imperio. La capital cambiaba entre Roma, Milán y Ravena. En el transcurso del siglo V, como consecuencia de la crisis interna y de los ataques de los pueblos germánicos, desapareció. Finalmente, en el año 476, el bárbaro Odoacro destituyo al emperador  Rómulo Augústulo, un niño de diez años, y en su territorio se establecieron nuevos reinos germánicos. Tradicionalmente, se considera que este hecho marca el final de la Antigüedad y abre un nuevo período histórico: la Edad Media

Imperio Romano de Oriente

Este territorio tenía su capital en una antigua colonia griega llamada Bizancio, que cambió su nombre en honor al emperador Constantino: fue llamada Constantinopla, actual Estambul.
El Imperio Romano de Oriente, también llamado Imperio Bizantino, llegó a su máximo esplendor en el siglo VI, cuando conquistó parte de las tierras del Mediterráneo occidental. Desapareció en el siglo XV (1453), tras la conquista de Constantinopla por los turcos otomanos.

El inicio de la Edad Media

La ocupación de Roma por parte de una tribu germánica (476 d. C.) es la fecha que marca
el inicio de la Edad Media en Europa. Aunque la crisis del Imperio Romano se empezó a
gestar mucho antes, este hecho señala el fin definitivo de una rica civilización urbana, y el  inicio de una nueva era, caracterizada por la sucesiva llegada de pueblos germánicos que fueron creando  REINOS en Europa.
Estos pueblos, llamados bárbaros (extranjeros) por los romanos, iniciaron un nuevo tipo de relaciones políticas y económicas en una sociedad más ruralizada, que se denomina feudalismo, propio de la Edad Media.


Entre campesinos y señores

Todos los campesinos estaban sometidos a la autoridad de los señores. Debían pagar tributo
a la aristocracia feudal y a la Iglesia. Los tributos podían ser: dinero, productos del campo
parte de la cosecha, animales, huevos, piezas de tela, entre otros, u horas de trabajo gratis en
el castillo o en las tierras del señor. Ese trabajo podía consistir en arreglar cercas, transportar
leña o arar y cosechar.
Algunos campesinos eran libres. Podían abandonar el feudo y casarse. Sólo pocos eran
propietarios de sus tierras. Los que no las tenían debían trabajar las tierras del señor.
La mayoría de los campesinos eran siervos, es decir, tenían menos libertades y una mayor
dependencia de los señores. No podían abandonar las parcelas donde trabajaban ni casarse sin
permiso del señor. Sus hijos también eran siervos.
Con el paso del tiempo, la libertad de la que gozaban los campesinos libres fue desapareciendo.
La costumbre y la fuerza que ejercían los señores se transformaron en las únicas leyes
reconocidas. Sólo a veces, los principios morales y religiosos pusieron un límite a los abusos
de los poderosos.
Adaptado de Sociedades, obra citada.



Un día en la vida de Gilberto, un siervo del señor
Amanece. La aldea se despierta a un nuevo día de duro trabajo. La campana de la iglesia
llama a misa matutina. Con su carreta, un aldeano se dirige por el sendero hacia la Abadía
de Peñablanca. Gilberto es uno de los siervos del señorío de Angangón. Como al resto de sus
siervos, el señor le ha dejado un pedazo de tierra para cultivar a cambio de pagar tributos
en especie y trabajo. Allí cultiva principalmente cereales y vid, aunque no trabaja toda la
tierra, pues deja una parte en barbecho. Por su parte, además de darle un pedazo de tierra,
el conde de Angangón se comprometió también a administrar la justicia y sus posesiones,
y a darle protección a él y a su familia. Gilberto sabe que el castillo del conde está muy bien
preparado para asegurar esa protección, pues lo rodea un amplio foso y sus muros de piedra
son gruesos. Además, tiene una sola puerta con un puente levadizo, que sube o baja por
medio de un sistema de cadenas que se manipula desde el interior del castillo.
Este año, la cosecha ha sido mala, así que Gilberto tendrá dificultades para pagar los tributos,
alimentar a su familia y guardar el grano necesario para la siembra próxima.
Uno de sus hijos, Benjamín, lo acompaña a la Abadía para pagar los tributos del año:
doce piezas de lino, dos cántaros de cera y dos de miel que ha logrado reunir con el trabajo
duro de todos los miembros de su familia.
Su mujer, como todas las mujeres del señorío, se ocupa de hilar, tejer, cortar y coser los

vestidos, además de las labores caseras y agrícolas en la huerta individual. Aquí cultivan
cebollas y legumbres, con las que completan la alimentación de la familia. Los utensilios
y herramientas para estas labores las confeccionan los artesanos, carpinteros y herreros del
señorío. Los artesanos se ocupan de satisfacer las necesidades de toda la comunidad. Pero
en el señorío, los oficios de carpintero y herrero son los más importantes y valorados.
Además de la huerta, la casa de Gilberto tiene un granero, un cobertizo para guardar
instrumentos de labranza y un establo donde duermen los animales. Gilberto se considera
afortunado por tener un establo, porque en la casa de otros campesinos, los animales conviven
en el interior de la vivienda con las personas.
Los hijos de Gilberto también lo ayudan en sus tareas. Mientras él va a la abadía acompañado
por Benjamín, Roque, otro de sus hijos, se dirige al molino para preguntar cuándo tiene que ir su padre a moler el grano, cuánta harina se quedará por su trabajo y qué cantidad debe entregar al señor por usar el molino.
Cuando Gilberto se presenta ante el abad y le entrega el tributo, este dice que, como retribución
a su vasallo, irá personalmente al castillo, a casar a la hija de su señor, el conde de Angangón. Gilberto
sonríe y agradece la gentileza del abad.
Vocabulario:
Abad: título que llevaban los superiores
de los monasterios.
Barbecho: tierra de labor que se deja sin
cultivar por un tiempo.
Señorío: nombre que recibía el conjunto
de tierras controladas por un señor feudal.

Las transformaciones del año 1000

Hacia el año 1000 (siglo XI), la sociedad feudal comenzó a transformarse lenta pero profundamente. La
vida que transcurría dentro de los límites del señorío empezó a modificarse por diferentes causas.

Durante el siglo XI se produjo en Europa un mejoramiento de las condiciones climáticas.
Esta situación y la introducción de nuevas técnicas de cultivo permitieron aumentar la producción
agrícola. A su vez, las nuevas técnicas facilitaron el trabajo humano y liberaron mano
de obra que comenzó a dedicarse a otras actividades. Un buen ejemplo lo brinda el molino,
introducido en esta época, que realizaba el trabajo que antes ocupaba a varios siervos.
Por otra parte, la relativa paz que comenzó a vivirse a partir de la decadencia de la expansión
musulmana y el fin de las invasiones, también influyó en las transformaciones que se estaban
produciendo. El fin de las guerras y el aumento de la producción contribuyeron a disminuir la
mortandad que había caracterizado a los siglos anteriores. Con más alimentos, la población se
encontró en mejores condiciones para hacer frente a las enfermedades, vivir más años y tener
más hijos. Entonces, como resultado de la disminución de la mortalidad y del aumento de los
nacimientos, se produjo en el occidente europeo un importante aumento de la población.
Adaptado de C. Gatell, C. García y otros, Sociedades, Ciencias Sociales 1er año, Madrid, Vicens Vives, 2002.

Las Ciudades y la BURGUESÍA

TRANSCRIBE EN TU CARPETA ESTE TEXTO:
¿QUIENES ERAN LOS BURGUESES?
Los habitantes de los burgos o ciudades eran los burgueses. Estos, como nuevo grupo social,
vinieron a alterar el orden jerárquico de la sociedad feudal: no combatían como los nobles, no
oraban como los sacerdotes, y tampoco trabajaban la tierra, como los campesinos. En el feudalismo, las relaciones personales se basaban en la dependencia de unas personas respecto de otras y los grupos sociales se definían por su posición social. A partir de la consolidación de  la burguesía, las relaciones personales comenzaron a basarse en el dinero y los grupos sociales empezaron a definirse por la riqueza que poseían.
Sin embargo, la nobleza feudal siguió teniendo importancia, y la agricultura y la ganadería
continuaron siendo las principales actividades económicas.


LECTURA 1:
Hacia el año 1000, la población de Europa occidental aumentó. El campo contribuyó con las innovaciones en las técnicas agrícolas. Pero, ¿qué pasaba mientras tanto en las ciudades medievales?
Desde la crisis del siglo III, las antiguas ciudades romanas perdieron la importancia que habían tenido
durante el Imperio. Muchas de ellas se habían despoblado y la mayoría de sus habitantes había huido al
campo. Ahora, el crecimiento de la producción agrícola y el aumento de la población, sobre todo rural, hizo necesario el funcionamiento de centros de distribución de los productos artesanales que no se producían en los señoríos. Gradualmente, se fue estableciendo una mayor relación entre la ciudad y el campo: este le proveía alimentos y materias primas a la ciudad y la ciudad ofrecía producción artesanal al campo. Al mismo tiempo, en las ciudades se fueron consolidando grupos sociales con características
propias, que se diferenciaban del estricto orden de la sociedad feudal.

LECTURA 2: Las actividades artesanales en las ciudades medievales

En las ciudades medievales, la población se dedicaba generalmente a las actividades artesanales
y comerciales. Los artesanos se agrupaban en gremios o corporaciones que establecían normas para regular las formas de trabajo, los precios y los salarios para la elaboración de los productos. También verificaban la cantidad y calidad de los productos fabricados en los talleres.
Los artesanos producían según lo establecido por el reglamento del gremio. Estas reglas garantizaban la buena calidad del producto, pero, al mismo tiempo, impedían las innovaciones. En el taller, un maestro artesano trabajaba personalmente, por lo general con la ayuda de su familia. También algunos colaboradores como oficiales y aprendices. Las herramientas eran simples y no utilizaban maquinarias.
☝☝ REGLAMENTO DEL GREMIO DE TEJEDORES ☝☝
Nadie puede ser tejedor de lana en París si no compra el oficio al Rey.
Ningún tejedor de lana ni de otra fibra puede ni debe ejercer el oficio dentro de los arrabales de París si no desempeña el oficio por sí mismo o es hijo de maestro. El maestro tejedor no puede tener instalados telares fuera de su casa.
Cada tejedor puede tener en su casa un solo aprendiz.
Ningún tejedor que frecuente las ferias de Champaña debe vender paño de ninguna parte mezclado con paño de París.
Cualquiera que sea tejedor en París, si tiene tienda en los mercados para vender sus paños, cada año debe pagar al rey cinco sueldos por el derecho de mercado por cada tienda o puesto que tenga.

Extraído de Boileau, “Libro de los oficios”,en El mundo y su historia, Vol. IV, Barcelona, Argos, 1969.

LECTURA 3: La burguesía, el nuevo grupo social.

Pese a que no formaban parte del orden jerárquico tradicional, los burgueses se relacionaron con los poderes políticos y religiosos de su época. Los reyes autorizaban la fundación de ciudades porque de ellas podían obtener tanto impuestos como hombres para sus ejércitos. A los nobles también les convenía la creación de ciudades en sus territorios porque así podían cobrar derechos por levantar fortificaciones, acuñar moneda, etc. Pero la relación era conflictiva, ya que las leyes de las ciudades protegían a los campesinos que hubieran escapado de las tierras de los nobles y, luego de residir un año y un día en la ciudad, se convertían en hombres libres.
Los burgueses también despertaron la desconfianza de la Iglesia, que en un principio condenó en ellos tanto la búsqueda de beneficios como el cobro de intereses.
Paulatinamente, los burgueses lograron obtener autonomía política y administrativa para sus ciudades. Esta autonomía era concedida por documentos llamados cartas, que eran otorgados por reyes, nobles u obispos. Pudieron también levantar fortificaciones, establecer tribunales propios y elegir sus propios gobiernos, denominados comunas. Además, consiguieron que sus mercaderes circularan sin pagar peajes ni impuestos, y que sus ferias o mercados estuvieran eximidos del pago de tributos.
Algunas veces, obtuvieron estos derechos a partir de negociaciones. Otras, luego de arduos enfrentamientos.
Adaptado de L. Privitellio y otros, Historia. La época moderna en Europa y América,
Buenos Aires, Santillana, 2005.


Humanismo y Renacimiento 

Contexto histórico
El Renacimiento y el humanismo surgieron en el norte de Italia a fines de la Edad Media y supusieron un cambio cultural e intelectual que dio origen a lo que solemos llamar Edad Moderna. Sus principios filosóficos y estéticos se extendieron luego hacia el norte de Europa y pusieron las bases de la concepción moderna del mundo y del ser humano.

La época en que surgieron y se expandieron estos dos movimientos coincidió con la creciente descomposición del régimen feudal, la constitución de Estados modernos y el empuje de las ciudades comerciales administradas por sectores burgueses enriquecidos (especialmente en Italia).

El humanismo 
el humanismo es una doctrina de pensamiento que se caracteriza por su énfasis en la existencia humana. Su irrupción a finales de la Edad Media implicó correr el centro de atención de Dios (característico del arte y el pensamiento medieval) hacia el ser humano y promover el uso de la razón y la inteligencia. Este humanismo llamado renacentista (para distinguirlo de sus variantes posteriores) sentó las bases del método científico.
El humanismo promueve un rescate y revisión de la literatura, filosofía y saberes heredados de los griegos y los romanos, a quienes se consideran cánones del pensamiento racional, las ciencias y las artes.


El Renacimiento 
En el siglo XIX fue llamado Renacimiento el movimiento artístico y cultural gestado en Europa occidental durante los siglos XV y XVI, que marcó el tránsito del mundo medieval al mundo moderno. Su epicentro fue la ciudad italiana de Florencia y consistió en una recuperación de la tradición artística e intelectual clásica griega y romana.

Ambos movimientos fueron clave para la construcción del mundo moderno a partir de los siglos XV y XVI.









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