El orden colonial español- monopolio comercial- inv inglesas

 El orden colonial español

Durante los siglos xvi y xvii, el principal interés de la Corona española en sus colonias americanas fue la extracción del oro y la plata, metales preciosos que permitían financiar la economía de la metrópoli. En el siglo xviii, las características de la colonización española en América presentaban serios problemas, que intentaron ser resuelos a través de una serie de reformas.

 La organización política de las colonias

La organización política del orden colonial español, desde el inicio de la Conquista y hasta el siglo xvII, procuraba asegurar la provisión del oro y la plata extraídos de América con destino a España.

Las colonias eran administradas mediante una serie de instituciones, algunas de ellas localizadas en España y otras, en América

En España residía el rey, máxima autoridad colonial, y funcionaban el Consejo de Indias y la Casa de Contratación. El Consejo de Indias cumplía funciones administrativas (nombramiento de funcionarios en América), judiciales, legislativas y eclesiásticas (designación de altos cargos religiosos americanos). La Casa de Contratación, por su parte, regulaba el comercio y el tránsito de personas entre América y España. También tenía funciones judiciales referidas a las actividades comerciales.

El territorio colonial hispanoamericano estaba dividido en grandes jurisdicciones, los virreinatos. Los virreinatos fueron las grandes divisiones político-administrativas establecidas por la Corona española en sus territorios de América para garantizar el dominio y la autoridad de la monarquía española. El Virreinato de Nueva España abarcaba México (incluidos territorios que hoy pertenecen a los Estados Unidos), América Central y el Caribe. El Virreinato del Perú se extendía por la mayor parte de América del Sur.  Virreinato de Nueva Granada creado en 1717, Comprendía los actuales países de Colombia, Ecuador, Panamá y Venezuela. y el Virreinato del Río de la Plata creado en 1776 con capital en Buenos Aires, incluía los actuales países de Argentina, Uruguay, Paraguay y parte de Bolivia y Brasil.

 Estos territorios eran gobernados por un virrey, que era el representante personal del rey de España y tenía amplios poderes civiles, militares y judiciales.que cumplía funciones ejecutivas, legislativas y militares. Dependía directamente del rey. 

A su vez, cada virreinato estaba dividido en jurisdicciones menores: Gobernaciones, a cargo de gobernadores, y Capitanías Generales a cargo de capitanes generales en las zonas fronterizas. Sus funciones eran, como las de los virreyes, ejecutivas, legislativas y militares.

Otras dos instituciones regulaban la administración política colonial: las audiencias, máximos tribunales americanos que controlaban también a virreyes y gobernadores, y los cabildos, instituciones urbanas que se encargaban del gobierno de las ciudades y los territorios circundantes a estas. Los cabildos cumplían funciones administrativas, comerciales, judiciales, militares (defensa de la ciudad) y de policía.Los cabildos eran las únicas instituciones en cuya elección tenia participación la población de las colonias. Esta participación, sin embargo, estaba limitada solo a los blancos (españoles) que tenían propiedades en la ciudad.






 El sistema comercial

Para cumplir el principal objetivo de la colonización de proveer de metales preciosos a la metrópoli, la Corona española impuso el sistema comercial del monopolio: las colonias americanas únicamente podían comerciar con España, y así se evitaba que el oro y la plata fuesen a otros países.

Para asegurar que se cumpliera la prohibición de comerciar con otros países y asegurar el control de las autoridades, los españoles establecieron un sistema de puerto único: solo desde el puerto designado, los españoles podían enviar mercaderías a América, y solamente a ese puerto podían arribar mercaderías americanas. En un primer momento, el puerto designado fue Sevilla, y luego, Cádiz. En América, por su parte, solo estaban habilitados para comerciar los puertos de La Habana (Cuba), Veracruz (actual México), Cartagena de Indias (actual Colombia) y Portobelo (actual Panamá).

Para controlar aun más las operaciones y cobrar los impuestos, la Corona solo otorgaba permisos para comerciar y transportar mercaderías a unos pocos comerciantes autorizados.

El contrabando

Este monopolio estimuló el contrabando, es decir, el comercio ilegal. Como el territorio colonial español era muy extenso, era muy difícil controlar que solo se utilizaran los puertos y las rutas autorizados. Esta situación fue aprovechada por comerciantes no autorizados para introducir ilegalmente productos comprados a mercaderes extranjeros, sobre todo portugueses, ingleses y holandeses. El pago de estas importaciones se hacía, principalmente, con plata y oro sacados también de manera ilegal.


organizacion colonial

La sociedad colonial: Blancos, indígenas, mestizos.

 En América, la sociedad colonial tenía características diferentes según las regiones. La población se conformó a partir de tres grupos étnicos bien diferenciados: los blancos llegados de Europa, los indígenas originarios de América y los negros provenientes de África. Lentamente, durante el proceso de conquista y colonización, estos grupos se fueron mezclando y se originó un cuarto grupo al que se denominó castas, producto de la mezcla de blancos, indígenas y negros. Con el tiempo, las castas dieron como resultado tres nuevos grupos entre la población: los mestizos (mezcla de español e indígena), los mulatos (mezcla de español y negra) y los zambos (mezcla de negro e indígena). Durante el siglo XVIII, el proceso de mestizaje estaba muy avanzado y, en muchas regiones, el número de mestizos predominaba sobre el resto de la población. Los blancos eran una minoría, pero ocupaban los lugares de privilegio. Eran la llamada “gente decente o clase principal”. Dentro de este grupo privilegiado existía una división muy importante. Por un lado, estaban los peninsulares, que eran los blancos nacidos en España y que podían ejercer cargos públicos. Por otro lado, estaban los criollos, hijos nacidos en América de los españoles, que no podían acceder a los cargos públicos. Durante el siglo XVIII, esta división dio origen a innumerables tensiones y conflictos de intereses entre los dos grupos.

 Adaptado de Alonso y otros autores, Historia Moderna y América Colonial, Buenos Aires, Aique, 1994

sociedad colonial


Las reformas borbónicas

España tuvo varios motivos para efectuar una serie de reformas en las colonias que fortalecieran su relación con ellas y aumentaran sus recursos económicos y el poder respecto de los otros países europeos. 
La primera motivación para las reformas fue el peligro que significaba para España el poderío naval y comercial de Inglaterra que, desde 1750, se encontraba en creciente progreso. Además, el Estado español atravesaba una situación complicada debido a la deficiente administración de sus colonias, a la competencia de las otras potencias y, sobre todo, porque tenía grandes deudas. 
Las guerras que se desarrollaban en Europa por el predominio político y la consolidación de los estados nacionales y la imposibilidad de competir con la producción inglesa, la endeudaban cada vez más. El Estado español debía comprar a países como Inglaterra y Francia las mercaderías manufacturadas que pagaba con el oro y la plata americanos. Además, perdía mucho dinero debido al contrabando.

#Político-administrativas: Las principales reformas político-administrativas tuvieron relación con las colonias americanas. Entre ellas se pueden mencionar las siguientes:

  • Se crearon los virreinatos de Nueva Granada (1777) y del Río de la Plata (1776), que se separaron del Virreinato del Perú.
  • Se dividió cada virreinato en intendencias gobernadas por un gobernador intendente. Estos funcionarios, que reemplazaron a los antiguos gobernadores, tenían atribuciones financieras, militares y administrativas, y eran nombrados directamente por el rey.
  • La Corona prefirió a los peninsulares por sobre los criollos en los nombramientos para los cargos más importantes de la administración colonial.

#Religiosas: 

  • En 1767 se expulsó a la Compañía de Jesús tanto de España como de sus dominios coloniales.
#Económicas:
  • Se flexibilizó el monopolio de puerto único, al habilitar que 24 puertos americanos comerciaran directamente con 13 puertos peninsulares. Esta disposición, contenida en el «Reglamento para el comercio libre de España a Indias» de 1778, no eliminó el monopolio ya que siguió vigente la prohibición de comerciar con potencias extranjeras.
  • Se crearon nuevos impuestos y se aumentaron los ya existentes.

Consecuencias

  • La reorientación de los circuitos comerciales de la región del Alto Perú (la actual Bolivia) del océano Pacífico hacia el océano Atlántico, a través del puerto de Buenos Aires, que se abrió al comercio directo con España.
  • El ascenso de la ciudad de Buenos Aires, que de ser una ciudad marginal del Imperio colonial español pasó a ser una capital virreinal en la que residían el virrey, su corte, una audiencia, un consulado y una guarnición militar.
  • El descontento de los indígenas ante el aumento de los impuestos. Este malestar se tradujo en diversas rebeliones que fueron duramente reprimidas por las autoridades coloniales.
  • El recelo de muchos criollos ante la preferencia de la Corona por los peninsulares para ocupar los cargos más importantes de la administración colonial (virreyes, oidores, intendentes). Esto llevó a algunos criollos a desarrollar ideas independentistas, tomando como modelo la Independencia de los Estados Unidos (1776) e influenciados por las ideas de libertad e igualdad difundidas por la Revolución francesa (1789).


Las invasiones inglesas al Río de la Plata

En medio del proceso de expansión comercial inglés que siguió al inicio de la Revolución Industrial, el Río de la Plata presenció dos intentos de las tropas inglesas por ocupar la ciudad de Buenos Aires.

La llegada de tropas inglesas al Rio de la Plata no fue producto de la casualidad, sino que se inscribe en un contexto específico. Por un lado, el desarrollo de la economía inglesa que siguió al inicio de la Revolución Industrial generó un aumento en la producción, que rápidamente sobrepasó la capacidad de consumo del mercado interno. Esto obligó a los comerciantes ingleses a buscar nuevos mercados en ultramar. Dado que España había establecido un sistema monopólico con sus colonias, quedaban cerradas a Inglaterra las puertas de ese mercado potencial. Si bien el contrabando era una práctica habitual en la región, con una gran participación de comerciantes ingleses que lograban burlar los controles de la Corona, Inglaterra buscaba romper las trabas comerciales para instalar allí sus productos. Por otro lado, las invasiones también coincidieron con la voluntad de la monarquía inglesa de infligir un fuerte daño a su par española, en castigo por su alianza con la Francia de Napoleón.

 La primera invasión

El almirante Home Popham se encontraba en el Cabo de Buena Esperanza (actual Sudáfrica), donde había sido enviado para conquistar esas tierras, cuando recibió la noticia de que Buenos Aires alojaba un importante tesoro que sería mandado a España, pero en el momento se hallaba desprotegido. Alentado por este hecho y por la esperanza de que los criollos locales, agobiados por la presión del monopolio español, lo recibieran, con los brazos abiertos, Popham comandó junto con William Carr Beresford las tropas que pretendían ocupar Buenos Aires.

Apenas unos días después de su desembarco en el sur de la ciudad el 25 de junio de 1806, el virrey Sobremonte escapó a Córdoba y envió el tesoro real a Luján. Luego de que las autoridades españolas no ofrecieran ninguna resistencia, el 2 de julio se izaba la bandera británica en Buenos Aires y los funcionarios juraban lealtad al monarca inglés, Jorge III. Tras declarar el libre comercio y bajar drásticamente las tarifas aduaneras, Beresford logró que se le entregase el tesoro real, reenviado a Londres. Sin embargo, contra los cálculos de las tropas invasoras, los criollos no se mostraron conformes con la llegada de la Corona británica, en la que veían tan solo una dominación extranjera.

En esas circunstancias, Santiago de Liniers, marino francés al servicio de España, se retiró a Montevideo para organizar junto a Martin de Alzaga y Juan Martin de Pueyrredón las tropas que permitieran expulsar a los ingleses. Entraron en la ciudad el 12 de agosto y, con apoyo de la población local lograron la rendición de los militares ingleses.

 La segunda invasión

Apenas finalizada la Reconquista, el 14 de agosto de 1806 se celebró un cabildo abierto en Buenos Aires, que delegó el poder militar en Liniers y las decisiones de gobierno en la Audiencia. A raíz de lo que había sucedido, Liniers ordenó la formación de milicias para defender la ciudad, por lo que todos los hombres adultos debían tomar las armas en caso de ser necesario.

Las precauciones que adoptó Liniers no fueron en vano, pues a comienzos de 1807 tropas inglesas tomaron la ciudad de Montevideo, creando un clima de alarma en Buenos Aires. Apenas unos meses más tarde, el 28 de junio, los soldados ingleses desembarcaron en las afueras de la ciudad, comandados por el general John Whitelocke. Si bien lograron vencer los esfuerzos dirigidos por Liniers para detener la invasión, cuando el 5 de julio ingresaron a la ciudad se encontraron con una férrea defensa de parte de los habitantes de Buenos Aires, liderados por el comerciante peninsular Martin de Alzaga. Todos ellos, ayudando a las milicias conformadas, combatieron a las tropas invasoras en las calles de la ciudad. El combate se extendió durante dos dias, tras los cuales Whitelocke debió rendirse sin haber podido tomar la ciudad. Las fuerzas militares inglesas fueron expulsadas y debieron abandonar también sus posesiones en Montevideo.

 Consecuencias

Las invasiones inglesas tuvieron una serie de consecuencias que serían una influencia decisiva para la Revolución de Mayo

En primer lugar, la formación de cuerpos de milicias les dio a los grupos criollos un prestigio y un estatus social que se correspondían con su participación militar. Al mismo tiempo, el hecho de que en ese marco fueran los propios milicianos quienes eligieran a sus líderes les ofreció una participación importante en la toma de decisión, a la vez que los convirtió en un sujeto político de peso.

Por otra parte, la facilidad con la que los ingleses lograron vencer la resistencia de las autoridades españolas mostró que la Corona española, agobiada por su crisis económica y por los conflictos europeos, ya no podía garantizar la defensa de sus territorios. La actitud de Sobremonte fue considerada un signo de cobardía, y desprestigió aún más la autoridad monárquica, especialmente entre los criollos.

Por último, si bien los habitantes de Buenos Aires rechazaron la dominación inglesa, el establecimiento del libre comercio realizado durante la primera invasión les mostró las ventajas de dicho sistema. Cansados de soportar el monopolio comercial ejercido por la monarquía española, los criollos empezaron a reclamar cada vez con mayor fuerza la apertura comercio.




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