La Vida en Aldeas
Pronto,
los agricultores descubrieron las ventajas de esta economía productiva: no tenían que
trasladarse para buscar sus alimentos y estaban mejor alimentados que antes, ya
que contaban con carne, leche, huevos, cereales y frutas durante casi todo el
año. Y, mientras esperaban la cosecha, disponían de tiempo para la caza y la
recolección, ya que continuaban practicándolas como complemento de las tareas
agrícolas y ganaderas, y también para otras actividades.
Así,
en su tiempo libre, las mujeres se reunían para charlar mientras molían los granos
para hacer harina para el pan. También tejían mantos y cubrecamas de colores y
cosían la ropa para la familia, para lo que constituyeron husos y telares. Con
ramas hacían los cestos para recolectar los valiosos frutos de la cosecha.
Además, en las aldeas se comenzaron a fabricar la cerámica, primero moldeando
la arcilla con las manos y mucho después con la ayuda de un torno de alfarero,
que era una rueda que hacia girar con los pies; al principio las piezas de
cerámica –ollas, platos y vasos- se secaban al sol, y más tarde se cocinaban en
hornos.
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